Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Ohio concluye que la tasa de mortalidad infantil en Estados Unidos aumentó de manera drástica después de que la Corte Suprema revocara el fallo del caso “Roe contra Wade” en 2022, y cientos de bebés más murieran después de que algunos estados del país decidieran restringir o prohibir el acceso al aborto. El mayor aumento en la mortalidad se produjo entre los bebés con anomalías congénitas o defectos de nacimiento. Los investigadores consideran que esto se debe a que las mujeres embarazadas que viven en estados que tienen leyes que prohíben el aborto ya no pueden interrumpir sus embarazos cuando se detectan anomalías fetales en el útero.
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